miércoles, 20 de enero de 2016

¿QUÉ GENERA LA ABLACIÓN GENITAL FEMENINA?

De todos los pacientes tan variopintos que he tenido uno de los más enloquecedores fue una mujer africana que fue detenida porque practicó ilegalmente en España la ablación genital de su hija. La señora era de armas tomar, y en el juicio en su contra por haber perpetrado dicha barbaridad, intentó agredir al juez que dictaminó una sentencia desfavorable. El juez era amigo mío y me pidió que tratara a esta paciente que gritaba a los cuatro vientos que ella podía hacer con su hija lo que ella quisiera, que para eso la había engendrado. Yo la traté unas cuantas sesiones, no obstante, al darme cuenta de que nuestra terapia no iba a ninguna parte, le mostré a la señora cuán retorcida y enfermiza era su obsesión de lastimar a su hija en sus genitales:

–Lo que usted en realidad desea es practicar la ablación genital en su madre, porque usted ha engendrado mucho asco contra su propia vida.

(Siempre procuro utilizar el usted con los pacientes para mantener una sana distancia, para no personalizar, para que el paciente no sienta que lo estoy agrediendo ni ofendiendo cuando tengo que decir una verdad muy incómoda y más dolorosa.)

La señora africana montó en cólera, furibunda intentó agredirme con varios objetos, intentó pegarme con sus manos, por suerte, desde niño yo soy aficionado al boxeo, y tuve la pericia para esquivar sus golpes y para reducirla, a pesar de que era fuerte como un toro. Es muy peligroso esto de ser un psiquiatra que tiene la manía de espetar verdades como puños en las caras de sus pacientes.

En efecto, esta manía tan enfermiza que tienen las mujeres africanas que practican la ablación genital de sus hijas, de sus nietas o de sus sobrinas, es una muestra más de este resentimiento tan demencial que ha engendrado la conciencia de la muerte. Las mujeres africanas que practican dicha atrocidad están liberando el resentimiento larvado que tienen contra su propia vida, contra la sexualidad, un resentimiento neurótico que les provoca trastornos de ansiedad y angustia. En realidad, querrían practicar dichas ablaciones en los genitales de sus madres, no obstante, ni las madres lo permitirían, amén de que las conciencias de esas mujeres reprimen ese deseo con vehemencia, con desazón, pues sería autodestructivo, toda vez que sería demasiado inquietante, pero menos aberrante que practicarlas en sus hijas. 

Ellas, las niñas, son las víctimas del miedo y el rechazo hacia la muerte de sus propias madres, abuelas o tías, las cuales abrigan tanto pavor y repudio hacia la muerte, tanto odio hacia la sexualidad, que incurren en la aberración demencial de practicar una atrocidad en las hijas, la ablación genital (las pulsiones de dañar a los genitales, como la violación, es uno de los trastornos que genera el resentimiento neurótico contra la vida), cuando en verdad querrían perpetrar dicha ablación genital en sus madres, a fin de desfogar el asco que han engendrado contra su propia vida. Así de enfermiza, así de retorcida, así de estólida y de absurda es esa loca de la casa a la que llamamos conciencia.





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